Hoy nos despertamos a las seis para salir temprano. La ropa que lavamos no está seca, porque este lugar es muy húmedo, y nos la tenemos que llevar en bolsas.
Tomamos el autocar dirección Lanzhou de nuevo. Teníamos que parar en Linxia Hui, la meca china, para ver algunas mezquitas, pero el conductor dice que no puede aparcar. Vemos que la ciudad está muy animada y que su carácter es básicamente musulmán, debido a su minoría hui.
El autocar nos para más adelante en una mezquita en obras. Resulta que era del estilo chino antiguo y ahora la están restaurando al estilo arábigo a base de todo blanco y sin ningún respeto por la antigüedad que quedará debajo. Al rato volvemos a parar en una mezquita que mantiene su estilo chino antiguo y que además tiene una madraza con 40 estudiantes. Fotografiamos por todos los lados a un anciano que lleva unos binoculares, fabricados con lentes de cristal esmerilado encajados en monturas de metal y que según parece son muy típicos de esta zona.
Seguimos hasta Lanzhou, esta vez por una carretera muy buena. Llegamos un poco antes de la una y vamos a comer. Comemos pasta en un restaurante local y a las dos vamos al Museo Provincial de Ganzu que resulta ser un poco pobre. Hay material de cerámica de hace más de 4.000 años y un pequeño tesoro que encontraron en una pagoda antigua. No hallamos al famoso caballo volador por ninguna parte. En el jardín se alza la reproducción de una tumba de los enterramientos de la zona de Jiayuguan de finales del siglo III y comienzos del siglo IV. Estoy casi segura que esto no es el Museo Provincial de Ganzu.
Después David nos lleva a un local para que nos hagan un masaje. Es un masaje completo, pies, brazos y piernas con mucho énfasis en los pies, no es una reflexología, pero se parece mucho. También tiene cosas similares a la tuina. Nos cuesta 120 yuanes (12 euros).
Después damos una vuelta de una hora por la ciudad y vamos a cenar al Jincheng Hotel, un hotelito de cuatro estrellas que nos permite ver una reproducción del famoso caballo volador que no hemos podido ver en el museo. El original es una escultura de bronce de 2.000 años de antigüedad descubierto en una tumba Han del Este de Wuwei. Al llegar al hotel, Carmen nos cuenta que el guía les ha indicado que debemos darle propina a él y al conductor. Al parecer ya se lo dijo ayer a Paloma, pero ella no había querido comentárnoslo para no darnos mal rollo. La cuestión es que cenamos y después nos llevan a la estación de tren con el autobús para tomar el tren a Tianshui.
En la estación el guía, que durante el camino nos ha ido explicando las excelencias que hemos pasado juntos, no nos abre la puerta del autobús y nos vuelve a pedir la propina. Le decimos que nadie nos tiene que obligar a nada, que la propina es algo voluntario y que, además el ya se la ha cobrado con las comisiones de los sitios que nos ha llevado. Cuanto más nos fuerza, menos ganas tenemos de darle propina, pasamos un mal rato. Finalmente nos abre la puerta y nos lleva hasta el andén donde tomamos el tren que sale a las 20,40 horas.
