Cataratas Victoria, sábado 26 de septiembre de 2009
Nos levantamos a las cinco para ir al Parque Nacional Chobe. Nos recoge un jeep en los que nueve personas van sentadas detrás. Es semidescubierto, yo voy sentada delante con una pareja mayor de australianos. En el parque vemos bastantes animales, Elefantes, Buitres, Garcetas de Pico Amarillo y Pico Cuchara, Patos, Ocas Egipcias, Red Billet Francolin, Cocodrilos, un Puku que es un antílope que vive cerca del agua y que no habíamos visto hasta ahora, Impalas, un grupo de machos, los de aquí tienen la raya negra larga, un Pájaro de Cabeza Martillo (Homerkop) que al parecer también los había en el delta, Abejarucos que se parecen al pájaro loco, Leonas, Coyotes, un Chacal de Lomo Negro, Jabalíes, Monos Babuinos y cuando regresamos al lodge un magnifico Camaleón.



Desayunamos fuerte en el hotel y a las diez salimos con el camión hacia las Cataratas Victoria. Pasamos la frontera y entramos en Zimbabue, pagamos 30 dólares americanos para entrar. Aquí la moneda es el dólar americano. Hasta el año pasado había el dólar de Zimbabue que fluctuaba mucho. Es uno de los países más pobres de África y al parecer hay bastante corrupción. Es una dictadura. De todos modos la educación es buena y la gente vive en casas de ladrillo, reminiscencia de épocas en que había más dinero.
A nuestra llegada a las Cataratas Victoria nos hacen un City Tour que esta hecho rápidamente, algunos van a reservar un sobrevuelo en helicóptero de las Cataratas Victoria y finalmente nos dejan en el Victoria Falls Rainbow Hotel que no esta mal.
Las Cataratas Victoria se llaman en lengua local Mosi-Oa-Tunya que quiere decir “El humo que truena” y se forman en el rio Zambece. Por la tarde vamos a verlas. Son extraordinarias, muy bonitas. No es la mejor época del año para verlas porque ya están un poco vacías, pero eso nos permite ver la pared por donde salta el agua en algunas zonas y también es interesante y bello. Vamos andando y fotografiando. Entramos sobre las tres después de habernos comido un pizza en el bar de al lado del hotel y salimos sobre las seis, la hora en que cierran. Volvemos andando al hotel y los vendedores ambulantes son muy pesados. La ciudad es pequeña, pero hay muchas tiendecitas.



Nos duchamos rápidamente y vamos a cenar al Mama África. Vamos todos juntos, celebramos el cumpleaños de Miguel y es nuestra cena de despedida.


