Los Caballos Salvajes del Namib

Lüderitz, jueves 10 de septiembre de 2009

Nos levantamos y deshacemos el camino hasta la carretera principal. Antes de llegar a la carretera principal vemos kudus que son un tipo de antílope. También vemos una Jirafa, posiblemente porque han sacado las vallas.

Una vez en la carretera principal, nos situamos en una línea de asfalto rodeada de inmensas llanuras, un enorme espacio abierto que nos produce una sensación sobrecogedora. Paramos en el rio Fish para verlo de cerca y hacemos otra parada técnica al lado de las vías del tren donde todo es arena. Mas adelante paramos para comer y observar los Caballos Salvajes del Namib. Hay muchas leyendas sobre cual es su origen pero no sacamos el agua clara. Estando allí podemos ver multitud de caballos. Les han puesto un abrevadero, es el “Waterhole de Garub” y esto hace que se concentren en este lugar. Nos encontramos en los alrededores de Aus. Los caballos están muy quietos, posiblemente por la hora del día, seguramente para ahorrar energía. De este modo podemos contemplarlos y fotografiarlos mientras nos preparan la comida. Es una población de 150-160 caballos y es fantástico que puedan galopar libres por el desierto. Estos ejemplares han desarrollado interesantes adaptaciones a la vida del desierto tanto morfológicas como fisiológicas. Comemos pasta de espirales, pescado del que sobro ayer y fiambre. Mientras comemos llegan un montón de autocares cargados de gente, pero nosotros ya hemos podido disfrutar de los caballos en soledad.

Después de comer seguimos camino hasta Lüderitz que fue el primer asentamiento alemán en la costa austral de África. Al inicio el interés se centraba en el guano y la caza de ballenas, pero más adelante, a principios del siglo pasado, fueron los diamantes. En 1856 Lüderith fue el primer europeo (alemán) en interesarse por el guano de cormorán en esta zona y solicitó permiso a Bisman, primer ministro alemán, y este le dijo que se pusiera de acuerdo con los ingleses y así lo hizo iniciando la explotación de guano para abono y petroleo.

Lüderitz es una pequeña ciudad que destaca por sus construcciones modernistas (jugendstil) que enorgullecen a los lugareños. Nos alojamos en el Hotel Kratzplatz. Dejamos las cosas y nos vamos a dar una vuelta por este pueblo que invita a la placidez. Tomamos un café capuchino en el Diaz Coffe y vamos a comprar tarjetas para telefonear. Pasamos por la Estación de Tren Colonial donde ya no llegan trenes y luego subimos una montañita hasta la Goerke Haus, pero esta cerrada y nos acercamos a la Iglesia Luterana Evangélica (Felsen Kirche) donde abren de 5 a 6 los días de diario y que domina la ciudad desde Diamond Hill. Entramos y resulta ser muy pequeñita y estar llena de vidrieras. A la salida vamos al puerto y entro en internet para recibir y dar noticias a familiares y amigos. Entramos en el Ritzi’s Restaurant solo para ver los menús y los precios. Volvemos a la Iglesia Luterana para ver la puesta de sol desde allí y regresamos al hotel para descansar un poco antes de cenar en el mismo hotel. Para llegar al restaurante hemos de pasar por el medio de la cocina. Cenamos pescado del lugar, Kingclump, que esta muy bueno y lo acompañamos con un buen vino, Tall Horse South Africa Chardonnay, Oranjerivier Cellers. Chardonnay South African dry wine.

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